Más allá de los ladridos, los perros son capaces de comunicarse a través de su cuerpo, utilizando las terminaciones nerviosas que posee en diferentes partes, como en su cabeza e incluso sirviéndose de su postura.
De acuerdo con los especialistas, las orejas brindan mucha información sobre lo que está pasando por la mente del can, pues cuando presta atención a algo, tiende a levantarlas y a tratar de rastrear el origen del sonido.
Por otro lado, el perro también tiende a agacharlas en señal de sumisión o las echa hacia atrás mientras tensa el cuerpo cuando está en estado de alerta, por algún ruido, presencia y aroma.
Por supuesto, no debemos olvidar la cola; los perros mueven el rabo por diferentes motivos, generalmente indicando estados de ánimo. Cuando está contento o ansioso la moverá con rapidez; si tiene miedo o se siente amenazado, la esconderá entre las patas.
En general, y al igual que las personas, la gesticulación juega un papel importante; algunas de las expresiones son muy graciosas pero son clave para entender lo que les pasa, pues expresan curiosidad, alegría o temor.